En plena borrasca “Filomena” ponemos rumbo a Oliván para realizar una de esas rutas que en contadas ocasiones se encuentran en las condiciones adecuadas para realizarlas sobre esquís, y desde luego, esta era una de esas ocasiones…
Iglesia de Oliván
Tras un viaje en coche que bien merecería ser contado aparte, paleamos nieve en Oliván (900m) para poder dejar los coches bien aparcados y calzarnos los esquís para salir foqueando por las calles. Encaramos un breve descenso para cruzar el Barranco de Oliván y desde allí iniciar un entretenido ascenso por zona de bosque, siguiendo el GR 16.1 en dirección a Yebra de Basa.
El día promete ya en los primeros metros
Qué placer andar con el bosque lleno de nieve
Dejamos atrás Susín
Un claro entre tanto arbol
Rápidamente llegamos a Susín (1065m), un pequeño despoblado bastante cuidado, el cual dejamos atrás para alcanzar el despoblado de Casbas de Jaca (1163m), este ya bastante peor conservado. Desde aquí ya nos adentramos en un terreno más propio de los bosques de Canadá, con toda la vegetación cargada hasta los topes de nieve, que doblaba e incluso llegaba a partir a las plantas más frágiles… Vamos avanzando poco a poco, despejando el camino para tener un descenso más cómodo.
Selfie abriendo huella
Por aquí se supone que debemos pasar...
¿En qué país estamos?
Alucinando a cada paso que damos
Tras bastante tramo de bosque, a unos 1650m salimos a monte abierto, aunque poco podemos disfrutar de las vistas, ya que avanzamos envueltos de una espesa niebla. Por el cordal de la arista cimera ganamos los últimos metros hasta alcanzar la cima de Oturia dónde, tras las fotos de rigor, iniciamos un bonito descenso por las palas cimeras por nieve polvo y, además, el hombre del tiempo se porta bien con nosotros y deja salir el sol un ratito para regalarnos unas espectaculares vistas.
Se acabó el bosque
La niebla bien preta
Cima!
Las nubes nos dieron una tregua
Pedro disfrutnado
Borga, siempre fino
Entramos de nuevo en el bosque, donde nos espera una entretenida y ratonera bajada esquivando pinos, tomando curvas de infarto, saltando espuendas… hasta Susín, dónde el respeto hacia nuestros esquís nos hace ser prudentes y descender el último tramo de senda a pie, calzando esquís de nuevo en los últimos metros de la ruta.
Marcos disfrutó como un crio el bosque
Se acabó el esqui, toca patear
De nuevo en Susín
Sin duda una ruta que es poco probable que volvamos a repetir en estas condiciones de ensueño.
si que estuvo bonito! que suerte pillarlo así!!
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